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VOLVER A LAS FUENTES

VOLVER A LAS FUENTES

Ya desde el Concilio Vaticano II esto es una llamada fundamental para todas las personas religiosas.

El tema de nuestro Capítulo esta vez es:

Confiando en Dios atrevernos, cada vez más. vivir como Hermanas del Divino Redentor.

Nuestra fundadora, Madre Alfons María, cuya Beatificación celebraremos en unas pocas semanas, nos ha indicado el camino:

Con la mirada puesta en Jesús, ella ha experimentado profundamente el Amor salvador y la Misericordia de Dios y ha transmitido esta experiencia a los demás. Como muchas generaciones de Hermanas antes de nosotras, estamos en camino en sus huellas.

Además del Capellán P. Bernardo Weber, durante un día y medio también P. Jean Luc Ragonneau, jesuita de Marsella, está con nosotros. Escuchamos de los dos sacerdotes conferencias que nos ofrecen una base para la nueva reflexión sobre nuestro origen.

Según el deseo de nuestra fundadora debemos “”día y noche” mirar a nuestro Redentor, quien es, como lo dice el Papa Francisco, la Misericordia encarnada de Dios y llegar a ser “como Él” –

¿Huellas demasiado grandes para nuestros pies?

Mirándonos las unas a otras con aprecio, reconociendo en cada una la imagen de Dios, especialmente en las personas desfavorecidas y que sufren... aceptando y amando a cada hermana, porque Dios ha puesto una esperanza determinada en cada una, como se dice en nuestra Regla de Vida.

Madre Alfons Maria se ha sentido débil, - y era precisamente su limitación, su condición física, a menudo amenazada por enfermedades – que le hizo capaz der abrirse para entregarse totalmente a Dios y ponerse enteramente a su disposición.

Con vistas a la situación de nuestro Instituto religioso, tal como se presenta hoy, de su historia, de las experiencias de los años pasados y mirando al futuro, estos conocimientos nos ayudan.

Confiamos en que no somos nosotras las que tenemos que terminar todo, sino que nuestra Congregación es "Su obra"; sacamos nuestra esperanza "de las fuentes del Salvador".

Así esperamos que seamos capaces de „poner las rieles“ para el futuro, para nosotras y todas las hermanas de nuestra Congregación, espiritualmente y en vista de nuestra misión para muchas personas.