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9 de septiembre de 2018: ¡Una fecha inolvidable!

¡Un evento excepcional!

 

Raras son las beatificaciones en una diócesis. Pero este 9 de septiembre de 2018 vio la arquidiócesis Estrasburgo la Beatificación de la fundadora de la Congregación de las Hermanas del Divino Redentor: Madre Alfons María.

Había que ver la excitación alegre alrededor de la Catedral en las horas y los minutos que precedieron la celebración, presidida por el Cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos. ¡Mons. Luc Ravel, arzobispo de Estrasburgo, podía jactarse de haber transformado, durante el espacio de unas horas, la capital de Europa en la capital del mundo! De hecho, autobuses enteros habían llegado de Alemania, de Austria, de Eslovaquia, pero constatábamos también la presencia notable de hermanas y otras personas de Hungría, de Angola, de Camerún, de Tanzania, de la India, de la Argentina, de los EE. UU.

Un punto común de todos estos fieles, al número de alrededor de 2000, laicos asociados, religiosas, ministros ordenados, colaboradores de las hermanas, amigos: ¡la alegría y el fervor! Una alegría que estalló en un hermoso alboroto en la explanada de la Catedral, donde cada uno hacía su comentario en su lengua: “amazing", "emocionando", «wunderbar"… La Celebración estuvo en el apogeo del evento solemne, profundo, interpelante y alegre. Comenzó con el rito de la Beatificación. Después de que la Postuladora recordó la biografía de Madre Alfons María y el desarrollo de la Congregación que ella había fundado, el Cardenal leyó la declaración del Papa, y el rito concluyó con la revelación de un espléndido retrato de la Beata en la Catedral que hizo brotar de inmediato aplausos que expresaban la emoción, la alegría, la gratitud... por la Beata llamada por algunos "la Santa de las periferias".

Más tarde, en su homilía, el Cardenal detalló la personalidad humana y espiritual de la nueva Beata, y no desaprovechó la oportunidad para invitar Estrasburgo, la capital de Europa, a seguir su ejemplo en rechazando la retirada sobre sí y el egoísmo para abrirse al amor misericordioso.

Los alsacianos tenían todos los motivos de sentirse orgullosos de la Beatificación de una de ellas, Madre Alfons María, nacida Elisabeth Eppinger, una mujer sencilla de origen modesto. Al final de la ceremonia, todos fueron invitados a la veneración de sus reliquias.

Al día siguiente, 10 de septiembre, Mons. Christian Kratz, obispo auxiliar de Estrasburgo, celebró una Misa de acción de gracias en Niederbronn (lugar de nacimiento de la Beata).

A partir de ahora, la Iglesia nos da un nuevo modelo que nos convoca y nos insta a comprometernos de nuestra parte en el camino de la santidad. Por lo tanto, como dice San Pablo, corramos para esforzarnos por lograr esta meta, y pidamos a la Beata Alfons María que ruega a Dios por nosotros.