El 28 de agosto, nuestros ojos se dirigieron a la misión católica de Quipeio. Ese día, un sueño se hizo realidad: volver al lugar del primer noviciado de la Provincia de Angola. Inspiradas por las palabras del Papa Francisco: "Mirar al pasado con gratitud, vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza", vimos cómo el fuego de nuestro carisma y de nuestra espiritualidad se reavivaba en esta misión que ha marcado nuestra historia. En septiembre de 1947, nuestras Hermanas se implantaron por primera vez en la Misión de Quipeio con el fin de manifestar allí la ternura y la misericordia del Padre a través de servicios concretos: cuidado a los enfermos, en un internado para niñas, la formación religiosa - el noviciado - y la participación en la pastoral en diversos sectores. Debido a la guerra, las vidas de las Hermanas ya no eran aseguradas y ellas se vieron obligadas a dejar la misión el 11 de octubre de 1976. Vivieron la destrucción de la guerra y sus consecuencias que aún hoy son visibles. Pero por la gracia de Dios, llegó el momento de reapertura. ¡Qué alegría! ¡Qué emoción!
Este nuevo comienzo al que estamos llamadas no es una reforma o una remodelación: es una refundación. Refundar significa para nosotras: volver a los fundamentos. Nosotras, Hermanas del Santo Salvador, debemos recordar que nuestro fundamento es la persona de Cristo, y que es alrededor de Él y de la misión que tiene lugar ese nuevo comienzo. Refundar significa también para nosotras: volver a las fuentes. Jesucristo es para nosotras la fuente del agua viva.
La Beata Madre Alfons María, nuestra fundadora, nos indica a nosotras, sus hijas, este mismo camino. En la mirada a Jesús Crucificado, ella percibió profundamente el amor salvador y la misericordia de Dios y los transmitió. Según su ejemplo queremos estar presentes en el mundo para promover la vida.
La gente vivía en esta expectativa que volveremos, desde 44 años, desde el momento en que las Hermanas tuvieron que dejar la misión por causa de un conflicto armado.
La Celebración Eucarística presidieron 3 obispos eméritos: dos de Huambo y uno de Mbanza Kongo; 24 sacerdotes asistieron, así como 35 hermanas de nuestra Congregación que vinieron de Benguela, Ganda Vila y Missão, de Menongue, Bié, Lubango, de Huambo y sus misiones, entre ellas algunas que habían hecho su noviciado en Quipeio.
Hoy, la comunidad “Paul Elisabeth” de la Misión Quipeio cuenta con tres hermanas que se dedican a los servicios de salud, a la educación, la formación de mujeres, al trabajo en el internado, en la catequesis, la pastoral juvenil y en el campo doméstico.